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El boom del alquiler

Tras el boom inmobiliario, y su consiguiente derrumbe posterior, la venta y alquiler de propiedades se paralizó.

La crisis económica de los últimos años, para algunos superada y para otros en proceso, ha desencadenado situaciones complicadas donde el desahucio, los fondos buitres, los edificios fantasmas y la ocupación de viviendas vacías han monopolizado el debate sobre el mercado inmobiliario.

Ni comprar ni alquilar

Como consecuencia, se han dibujado varios escenarios en los cuales la falta de confianza, la ausencia de recursos y el libre mercado ha supuesto un auténtico descontrol en el sector.

Hay quien teme alquilar su casa y que no le paguen o le destrocen la vivienda. Otros que viven con la intranquilidad de ver ocupadas sus propiedades e indefensos ante la usurpación. Y la otra cara de la moneda. Personas que no pueden permitirse una hipoteca (o huyen de ella), por la inestabilidad laboral y los bajos salarios, y tratan de alquilar encontrándose con un panorama dantesco.

El boom del alquiler

Hemos pasado del boom del ladrillo al boom del alquiler. Han bajado las ventas de vivienda y se han disparado los alquileres. Eso sí, con la subida de precios donde ni siquiera se respeta el número de m2. Auténticas ratoneras por mensualidades de infarto; casas “reservadas” a profesores, médicos y turistas; interiores sacados de películas de terror…

Al menos en la provincia de Cádiz, las zonas costeras están reservadas -en su mayoría- para los turistas. Si has tenido la “suerte” de nacer/criarte en una de estas zonas, es casi seguro que no puedas asentarte en ellas. Temporalidad, precios absurdos que no van en consonancia ni con los salarios, ni los metros ni mucho menos con el mantenimiento y muebles de las casas.

Oferta vs Demanda

Por mucho que los expertos se jacten de decir que “el mercado inmobiliario goza de buena salud” y que el precio se ajusta de acuerdo a la demanda y la disponibilidad, como potencial consumidora no es lo que percibo.

Probablemente siga siendo un buen negocio para aquellos que invierten en propiedades con la intención de vivir de las rentas o para quienes se dedican a gestionar el mercado. Sin embargo, hablar de buena salud sin tener en cuenta que se necesita comprador/inquilino capaz de pagar por esa oferta me parece sesgar la realidad económica y falsear “inconscientemente” los resultados.

Hace unos días leía un debate en Facebook sobre el tema, donde precisamente gente que quiere alquilar se quejaba de los precios y de que se reserven casas para temporada alta o profesores interinos. Al tiempo que un grupo de personas que alquilaban sus casas defendían su derecho de exigir lo que quisieran que para algo eran sus casas.

Personalmente, ando muy perdida sobre dónde quiero asentarme y cuál opción sería mejor para mí. Si a mi indecisión le sumamos la situación del mercado, nos da como resultado una búsqueda que se alarga demasiado en el tiempo. ¿Alguna ayuda o sugerencia?

La gran incógnita

¿Supondrá este nuevo cambio en el sector la repoblación de zonas hasta ahora olvidadas? Zonas rurales, alejadas de la costa… ¿serán los nuevos destinos de los jóvenes? El tiempo dirá…

Mientras tanto, habrá que seguir buscando, comparando y tratando de decidir donde asentarse sin desfallecer en el intento.


Y tú, ¿qué te cuentas? ¿Estás buscando, actualmente, vivienda? ¿Apuestas por comprar o alquilar? En tu zona, ¿el mercado inmobiliario parece vivir ajeno al mercado laboral y a la realidad social? ¡Déjalo en los comentarios!

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Annabel

Técnica en Marketing Internacional. Graduada en Trabajo Social. Orientadora laboral y profesora de español titulada. Autora de ficción. Blogueando desde 2011. Última novela: LA JOYA DE ILLINOIS.

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