Cosas que NUNCA deberías decirle a un/a trabajador/a social

¡Hola a todos/as! El otro día estaba en la sala de espera del dentista, cuando una amable señora entabló conversación para matar el tiempo. Tras decirle que era me dedico al trabajo social su actitud cambió; fue algo (bastante) despectiva. Supongo que le molesta más que nosotr@s nos dediquemos a “ayudar a los peruanos y traer a los negritos” (según sus palabras) que los corruptos de turno se llenen los bolsillos a costa de nuestros sacrificios. La verdad que no estuve muy ágil ni mordaz y me limité a decirle de manera tajante “no, ayudamos a las personas. Per-so-nas”. Fue una situación bastante incómoda que me pilló fuera de juego. Y vosotros/as, ¿qué le hubierais respondido?  

El caso es que, mientras estaba tumbada en la camilla de la consulta, le estuve dando vueltas a cómo me molesta la gente que habla del trabajo social como si fuera una profesión carente de valor; como si el título te lo dieran reuniendo los puntos de los yogures o tu día a día fuera tan sencillo como charlar con gente mientras te tomas un café. Haciendo memoria, he recogido algunas frases desafortunadas que he tenido que soportar sobre mi profesión.

Esa carrera la aprueba cualquiera, es muy fácil. 

Eso tuve que soportar cuando dije que empezaba a estudiar trabajo social; cuando compaginaba los estudios con el trabajo y tenía que presentarme en septiembre o cuando decidí migrar al grado. No importa los años que pases, las materias que tengas que estudiar, que te incluyan varias asignaturas de derecho, economía y estadística. Nada importa porque, al parecer, en tu carrera sólo se matriculan los que aprueban selectividad y no saben qué estudiar. Y claro, ¿qué hay que saber para ayudar a la gente? ¡Nada! Te sientas, las escuchas e inventas soluciones. ¡Arrrrgggggggg!

¿Otra vez estudiando? ¿No habías terminado la carrera? 

Una carrera tan sencilla y poco especializada no puede requerir que estudies más allá de lo exigido a nivel curricular. ¿Cómo se puede pensar que trabajador@s sociales estudien un máster, se reciclen, actualicen o mejoren su cualificación?

¿Trabajadora social? Pues no lo pareces, se te ve una persona normal 

Por lo visto tenemos fama de loc@s, bohemi@s y hippies modern@s. No sé de qué va eso de la normalidad (palabra que detesto); pero me consta que a varias compañeras/os también se lo han dicho. Como si ser trabajador/a social supusiera llevar algún tipo de uniforme… ¡no entiendo nada!

Pero… ¿cómo va a cobrar un trabajador social por ayudar a la gente? (Ejercicio libre) 

Pues como lo hace cualquier profesional, ya sea abogad@, psicólog@ o peluquer@. Ofrecemos nuestro tiempo, nuestro conocimiento y nuestro saber hacer. ¡SEÑORAS Y SEÑORES! L@s trabajador@s sociales comemos todos los días, tenemos facturas que pagar y sueños que costear como cualquier hij@ de vecin@. Ejercemos nuestra profesión porque nos apasiona; y tenemos el derecho a ofrecer un servicio remunerado. No, no me equivoqué de profesión; y no, no tengo que ser altruista. Si buscas que te ayude alguien gratis, los/as compas de lo público estarán encantados de atenderte.

Los trabajadores sociales sois tan buenas personas

Al parecer cuando te dan el título de trabajo social, también te dan un carnet de buena persona. Algo de lo que el compañero Jose Ignacio Santás ya habló en su blog.

La cuestión es que en más de una ocasión me han dicho esto. Al principio se me quedaba cara de bobalicona, como si estuviera haciendo mentalmente la raíz cuadrada 93271. Con el tiempo, mi cara de extrañeza continuaba, pero seguía sin entender por qué yo era “buena persona” por el simple hecho de haber elegido una carrera. PERSONAS, somos personas; con nuestros defectos, nuestras virtudes. Ni mejores ni peores que otros. PERSONAS, cuyo apelativo no depende de mi título, mi sueldo o mi profesión. Son mis acciones las que marcarán lo buena gente que sea o el grado de hijoputismo que posea.

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