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Todas somos Diana Quer

DEP Diana Quer

Diana Quer era una joven que volvía a casa después de estar con sus amigas; como hacía habitualmente, sin miedo, sin pensar que ser mujer podía ser un hándicap. Un tipo la sorprendió en el camino; la llamaba con insistencia, mientras ella apretaba el paso, los latidos del corazón le palpitaban en la sien y le enviaba un mensaje a una amiga comentándole que tenía miedo. Y no, yo no estaba allí ni nadie me lo contó; pero todas, por desgracia, hemos sido alguna vez Diana Quer… hasta la fecha, con más suerte.

Por desgracia, él fue más rápido, más ágil y más fuerte. Diana se negó a rendirse; luchó, peleó, se resistió… y eso la llevó a la muerte, a descansar en un oscuro pozo hasta que el asesino decidió confesar empujado por la denuncia de otra víctima. Ni la policía, ni la conciencia del agresor… otra víctima que tuvo los arrestos de denunciar lo que le había sucedido.

Después de meses de especulaciones, incertidumbres, trapos sucios aireados en pos de generar dinero… se jugaba al Cluedo con la familia, mientras el asesino continuaba con sus fechorías. Nadie ha pedido perdón por el circo mediático de estos meses; ningún cargo público ha tenido la decencia de pronunciarse. Algo falla en una sociedad en la que una mujer no puede volver tranquila a casa; sin dejar de mirar a su espalda, con el móvil en la mano y empuñando las llaves como arma. Una sociedad de lengua viperina; en la que si te resistes, acabas muerta y si cedes por miedo, eres humillada y culpabilizada.


Todas somos Diana Quer

Había salido con mis amigas un sábado por la noche. Llegó un momento que estaba cansada y no me apetecía seguir; así que me despedí de ellas y me dirigí hacia mi coche. Cuando estaba a una calle de distancia, me crucé con un grupo de chicos y me puse en alerta. Primero, pensé que estaba siendo paranoica; luego comenzaron los gritos.

-¿Dónde vas tan sola? ¿No quieres compañía? – me gritaba uno de los chicos. Yo aceleré el paso todo lo que podía con los tacones y los pies doloridos. Él siguió con su retahíla de si quería un novio, pasar un rato divertido, que era muy guapa… Entonces oí como un amigo intervenía.

-Déjala, ¿no ves que la estás asustando?.

-¿Asustándola? – respondió el aludido indignado; cambió el tono-. ¿Qué te crees, zorra? Ni eres tan guapa ni estás tan buena, puta. ¡Será la tía subnormal!

A mí se me estaban haciendo eterno aquellos metros; y a punto estuve de echar a correr por miedo a que el tipo se encrespara más y le diera por hacerme algo. La voz conciliadora volvió a intervenir.

-Ya está – soltó tajante tomándolo del brazo. Lo que le dijo, no pude oírlo; pero surtió efecto. Yo llegué al coche, casi sin respiración, me metí dentro a toda prisa y cerré echando los pestillos.


Hay dos cosas en las que siempre pienso sobre lo ocurrido aquella noche. Una, que si hubiera sido un loco podría haberme hecho mucho daño. Dos, que entre tanta basura, que ese chico diera la cara por mí… me da esperanzas de que podemos conseguir que las cosas mejoren. Fue una noche de tantas, un suceso de tantos que les ocurre a millones de mujeres en todo el mundo. Porque sí, moleste a quien moleste, por desgracia, todas somos Diana Quer…

Annabel

Técnica en Marketing Internacional. Graduada en Trabajo Social. Orientadora laboral y profesora de español titulada. Autora de ficción. Blogueando desde 2011. Última novela: LA JOYA DE ILLINOIS.

Un comentario en «Todas somos Diana Quer»

  • La violencia de género es un problema mundial, y lamentablemente no filtra estratos, ni condiciones economicas incluso en «paises de primer mundo». Una pena

    Por cierto aprovecho en dejar mis saludos de fin de año, algo pasados pero a no dejarlos antes pues ¿no importa verdad? Espero que hayas tenido un lindo fin de año y te deseo muchos exitos para este 2018, tu amigo

    Satoshi Sekai de Sekai-nostrum

    Saludos

    Respuesta

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