Trabajo Social

Ser o no ser trabajadorxs sociales… (si nos dejan)

Quiero ser trabajadora social

Hace unos años, corría el siglo pasado, tuve la desdicha de pasar la maldita edad del pavo tarde y en el peor momento. Las hormonas, los ligues, los despites… vete tú a saber si pupulaba algo raro en el ambiente, que me distraje y comencé a flojear en el instituto. Puede ser que influyera que no tenía muy claro a qué quería dedicarme, también es verdad. Yo pasé de querer ser abogada, profesora,escritora, astrónoma (sí, no sé, me dio por ahí), enfermera y periodista, a dudar de todo y de nada. Siempre me gustó escribir, me atraía el periodismo; sin embargo, era consciente de las dificultades laborales del sector (lo sé, como si trabajo social tuviera pleno empleo). Lo cierto es que quería ser tantas cosas que cuando llegó el momento de decidir, sentí que nada me llenaba. Una niña de 18 años perdida en medio de la jungla sin saber qué camino escoger. Finalmente, me decanté por el Marketing con miras a acceder pronto al mercado laboral; y de ahí me dejé llevar por la vida hacia donde le dio la gana llevarme.

Años más tarde, más madura, con más heridas de guerra, hice acto de contrición y estudié trabajo social. No me arrepiento. Adoro mi profesión. A pesar de los pesares.

Si no dan trabajo porque no hay experiencia, ¿cómo se gana experiencia para tener trabajo?

He ahí mi gran duda existencial. Muchxs son lxs compañerxs que han abordado el tema del desempleo en el trabajo social y apuntan a ideas como el voluntariado, las prácticas laborales, el aprendizaje continuo y el emprendimiento.

Sin embargo, debemos ser conscientes de que el mercado laboral demanda OTRA COSA. ¿Cuál? Eso quisiera saber yo.  El voluntariado y las prácticas no son tenidas en cuenta; ya que en muchas ocasiones lo que les interesa a los reclutadores es lo que pone en la vida laboral. El aprendizaje continuo es mirado con desdén porque (palabras de una ¿compañera?) «si tenéis un título o curso que sea de verdad que luego no sabéis nada» que a una le entran ganas de ser poseída por el espíritu de Fernando Fernán Gómez, no sin antes decirle lo ridículo que es que te echen en cara algo que no depende de ti; porque si estudias y no te dejan practicarlo… ya tú me cuentas cómo lo haces. ¡CÓMO LO HACES! Y el emprendimiento, mi opción favorita, no está exento de dificultades y peculiaridades varias.

Personalmente, llevo bastante tiempo dándole vueltas a un proyecto personal; a la necesidad de emprender en Trabajo Social como forma de vida. De hecho aquí os comento un poco mi opinión a raíz de la jornada sobre emprendimiento que organizó el CPTS de Cádiz. A este proyecto que se está cociendo le añado mi faceta de escritora, mi vena opositora y mi lado de futura accionista. En fin, ahí voy tratando de no rendirme para ejercer una profesión tan fascinante como sacrificada.

Hay compañeras y hay COMPAÑERAS

Recientemente tuve una entrevista para un empleo donde se valoraba positivamente la experiencia; aunque el reclutador me comentó que no era requisito indispensable, pero sí deseable. O sea, no me llamarán porque no he tenido oportunidad de tocar ese palo y no podré tocar ese palo porque nadie me da una oportunidad. Y mira que coger la maleta no es el problema, pero… ¿cómo te vas a otro sitio si el problema no es geográfico sino estructural?

Frustrada, llegué a este vídeo… y, de casualidad, al del compañero Javier Espinosa (miembro de la blogoTSfera).

No podéis imaginar lo infinitamente agradecida que estoy por esas palabras de Virginia, aunque no lleguen a nadie, aunque nadie se moleste en hacerle caso. Y como entiendo a Javier. A nivel administrativo y empresarial, es obvio que para ciertos empleadores es más sencillo contratar a alguien que ya sabe; no tienes que dedicarle tiempo, recursos ni dinero en enseñar a alguien que va a ser temporal en tu plantilla. Pero entonces… ¿qué hacemos? Reinventarnos o morir  tirar la toalla, no hay más. Por mi parte lo siento mucho, pero como dice la protagonista de mi próxima novela… estoy muy ocupada para lo segundo; así que seguiré luchado, como pueda… o me quieran dejar.

Annabel

Técnica en Marketing Internacional. Graduada en Trabajo Social. Orientadora laboral y profesora de español titulada. Autora de ficción. Blogueando desde 2011. Última novela: LA JOYA DE ILLINOIS.

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