El gran juego de tronos
Seguimos tachando los días del calendario. El 1 de octubre está cada vez más próximo. El otoño se acerca…. que comience el juego.
Comienza el juego
Un juego que muestra la incapacidad del Gobierno Central de gestionar las crisis y la ofuscación de la propia Generalitat. ¿Dónde quedó el diálogo, el derecho a la autodeterminación y los valores propios de la sociedad democrática?
La falta de entendimiento y de predisposición a llegar a un acuerdo que beneficie a ambas partes del conflicto sólo ha propiciado la difusión de la hispanofobia y la catalanofobia; situaciones ante la que los representantes aprovechan en su propio beneficio, mientras el pueblo es el realmente damnificado.
Las líneas rojas
Rajoy y Puigdemont han marcado su propia línea roja. Ambos se han aferrado a sus intereses, han puesto el reloj en marcha y ahora esperan conseguir sus objetivos mediante el uso de la fuerza. Nos enfrentamos a un problema político que demuestra el gran fracaso de nuestros representantes por garantizar la cordialidad, la cooperación y el bienestar del conjunto de los españoles; ya sean andaluces, manchegos o catalanes.
Nos encontramos ante dos posturas cargadas de inmadurez política y demasiado orgullo. Una situación que no han sabido gestionar y ha desencadenado un odio irracional y arcaico que sólo lleva a señalar culpables en lugar de aportar soluciones. ¿La solución pasaría por crear un marco legistaltivo acorde y permitir votar? ¿El Gobierno Central sería capaz de asumir que una mayoría catalana quisiera romper lazos con España? ¿Puigdemont y cía aceptarían que no todo el conjunto de la sociedad catalana apueste por la independencia?
El desenlace está próximo a producirse; una lucha que va más allá de sentirse español o catalán y que tiene fuertes connotaciones económicas encubiertas. Parece ser que, a raíz de las acciones emprendidas hasta el momento, se ha llegado a un punto de no retorno; ninguno piensa ceder. ¿Habrá alguien capaz de poner cordura en esta lucha de titanes?