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MENA en España | Migración de menores

Los MENA (menores extranjeros no acompañados) son aquellos niños/as y adolescentes, de origen extranjero; que se encuentran en España sin sus padres o bajo el cuidado de un adulto.

No contamos con datos exactos al tratarse de una problemática de difícil cuantificación; ya que existe un gran número de menores que llegan de forma oculta o clandestina.

Sin embargo, teniendo en cuenta los últimos datos oficiales del Ministerio Fiscal, la administración contabiliza más de 6000 menores; inscritos en el Registro de Menores Extranjeros No Acompañados, tutelados o acogidos por los servicios de protección.


El interés superior del menor

Se ha constatado un considerable aumento del número de menores que entran en España; siendo alarmante también el hecho de que cada vez son más jóvenes.

España se ha convertido, por su situación geográfica, en el puente entre Europa y África; una circunstancia que obliga a aplicar medidas para la protección, inserción y extradición de estos menores. Sin olvidar que son un grupo especialmente vulnerable.

Las razones para migrar son los conflictos armados; el auge de las mafias que los destina a la explotación sexual; el tráfico de drogas; la mendicidad; y la huida de la pobreza y la miseria.

Menores convertidos en el recurso útil para enriquecerse (mafias) o subsistir (familias); empujados a cruzar el estrecho, a riesgo de perder la vida; cuando ni siquiera tienen la madurez física y psíquica suficiente para valerse por sí mismos.


MENAs en España

Una vez que se detectan menores no acompañados, se procede a realizarles un reconocimiento médico y a indagar sobre la edad que poseen; ya que la edad es clave para determinar la jurisdicción a aplicar. Quienes tengan menos de 18 años podrán, en el mejor de los casos, permanecer en España bajo la protección de una institución gubernamental; teniendo en un futuro, más bien incierto, la posibilidad de iniciar una nueva vida en el país.

Probablemente esta sea la razón de que la edad que presentan las menores no acompañadas sea cada vez más inferior. ¿El problema? El sueño europeo suele ser un espejismo; una idealización del futuro; con un destino no definido que carece de una amplia política de protección; o un programa individualizado que oriente, eduque y otorgue oportunidades reales.

Un alto porcentaje de MENAs vivirán hasta los 18 años en un centro, ante la falta de recursos y familias de acogida/adopción. Una vez cumplida la mayoría de edad tiene que afrontar una nueva existencia sin contar con las habilidades sociales y educacionales necesarias para llegar a la adultez.

Hasta los 21 años pueden vivir en pisos de emancipación donde se les ayuda a desarrollar un proyecto vital; y deben adquirir el compromiso de estudiar o buscar trabajo. Además, se les enseña a desenvolverse en la rutina diaria de una persona independiente: cuidado del hogar, cocina, gestionar un plan de ahorro y demás cuestiones útiles del día a día.


El alto precio del sueño europeo

Por supuesto la parte bonita de la historia es esa del menor migrante que rehace su vida y puede enviar dinero a su familia ubicada en el país de origen.

Lo cierto es que la limitación de recursos, la falta de una política migratoria global que ataje el problema en origen y que proteja el interés superior del menor; y la gran fuerza que ejercen las mafias desemboca en menores con infancias arrebatas, abocados a la prostitución, las drogas o la mendicidad.


Redacción: Annabel Navarro

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Annabel

Técnica en Marketing Internacional. Graduada en Trabajo Social. Orientadora laboral y profesora de español titulada. Autora de ficción. Blogueando desde 2011. Última novela: LA JOYA DE ILLINOIS.

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