¡Bésame!
¡Bésame!
Quiero que me beses, cuando no lo espere, cuando menos lo merezca, cuando te haya mostrado la peor versión de mí; pero hazlo como se tienen que dar los besos… tímidos al comienzo, impetuosos en el intermedio, interminables cuando se acercan al fin.
¡Bésame!
Quiero que me beses, perderme en tu sonrisa, descubrirme en tus ojos, sentirte cerca de mí. Bésame, porque si no lo haces, no me quedará otra alternativa que besarte yo a ti.
Annabel Navarro