¡Bésame!
¡Bésame!
Quiero que me beses, cuando no lo espere, cuando menos lo merezca, cuando te haya demostrado la peor versión de mí. Pero quiero que lo hagas, como se tienen que dar los besos. Tímidos al comienzo, impetuosos en el intermedio, interminables cuando se acercan al fin.
¡Bésame!
Quiero besarte, perderme en tu sonrisa, descubrirme en tus ojos, encontrarme en tu piel. Bésame, porque si no lo haces, no me quedará otra alternativa que besarte yo a ti.